Existe una clara relación entre la franquicia y la marca. Y es que la franquicia ayuda a desarrollar marca. Construir una marca cuesta esfuerzo, tiempo y dinero. Gracias a la franquicia, este tiempo y dinero pueden reducirse. 

La franquicia permite construir una marca fuerte. Y tener una marca fuerte nos permitirá vender más en cada centro y, a su vez, nos facilitará la apertura de nuevos centros. El crecimiento en franquicia genera, por tanto, un ciclo de crecimiento autoalimentado.

Cuando franquiciamos, tenemos una serie de locales en cada ciudad que van a ser vistos por toda su población varias veces al año. La notoriedad que generan estos establecimientos es comparable al número de impactos que puede generar un medio masivo dentro de ese entorno de mercado.  Pensemos, ¿quién no ha visto, recuerda y reconoce los establecimientos de las calles comerciales de las capitales de su provincia?, ¿cuántas veces los vemos al año? Franquiciando un negocio se consigue crear marcas muy notorias sin invertir mucho dinero.

Franquiciar sí, pero bien
Vemos que franquiciar es una de las mejores maneras para construir marca, pero para que sea efectivo, hay que hacerlo bien. Para franquiciar bien debemos asegurarnos que trasmitimos a los franquiciados la imagen gráfica y del resto de elementos que configuran la marca.
 

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